jueves, 29 de abril de 2010

Lady Laura

A veces recuerdo...

Recuerdo que una vez, estando de visita en casa de mis padres, la casa de la familia, abracé a mi madre cuando estaba en la cocina, me acurruqué a ella, ella me abrazó y no se separaba, yo tampoco. Luego que dejé de abrazarla, la vi con
el rostro muy alegre.

Ella había dejado de mover el aderezo, que ya se quemaba, por un abrazo de su hijo.

En ese momento, en el que fui mejor que un aderezo, me sentí muy feliz.

La dejé en la cocina.

Cada vez que regreso a casa, la abrazo fuerte y bastantes veces
para sentir que soy mejor...
incluso mejor que un aderezo...


En las veces que me preparo un café, por un domingo, estando solo en casa, siento que ningún café podrá superar al que prepara ella...

no tengo todo su amor en mi azucarera...
no tengo su aroma...

la extraño con frecuencia...
sobre todo
cuando necesito parar de llorar...
escuchar que me dice:
Que tienes papito?, ya, ya...

Cuando duermes...